Gades y Camaalot (5)

- Mi señora y reina....- Lady Nenyve había dejado caer una pausa mientras proyectaba sus amplios ojos rasgados e insondables en el interior de los de Wenore. –.... - La reina leyó una pregunta en ellos.
- No, noble regente....jamás antes ejercí tal habilidad. – ¿Acaso no había tenido indicios en algún que otro momento, incluso en la infancia? Por un segundo la mente de Wenore escudriñó sus propios recuerdos....no, tampoco podría asegurarlo. – Ni siquiera fui educada por mi padre en la tradición de la reinas sanadoras.....ya por entonces la presión de los sacerdotes galileos educados en Roma comenzaba a agravarse. Además de que, como sabréis, son formadas únicamente para curar a partir de hierbas y flores.
-No os ha de resultar extraño, señora. Ni siquiera los adoradores del roble dominan este arte, privativo de nuestra raza.... – ¿Qué raza? Aún no se le había revelado nada de este mundo al que pudiera deberle en el futuro la recuperación de su dignidad. Pero bien sabía que ni en calidad de Reina Suprema podía exigir explicaciones.
- Nos ofrecisteis un pago por libraros de vuestra infertilidad, mi reina.... ¿qué mejor servicio que propagar nuestro saber en vuestro reino? Además de que hacer de vos una soberana sanadora os va a garantizar la estabilidad junto a vuestro esposo.... Sabéis que vuestra situación actual os exige explotar al máximo todas vuestras cualidades.... – En contra de lo habitual en Wenore, un brote de ilusión comenzó a bullir dentro de ella.... ¿pudiera ser que, al fin, lograra desempeñar una función propia, fructífera.... incluso si su cuerpo no resultara ser fértil? Quizás hasta fuera capaz de convencer a los monjes galileos....
- Noble regente, instruidme.