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Cadiz, Andalucia, Spain
Licenciada en Filología Anglo-Germánica, hablo inglés, español, italiano y francés. Tengo publicados varios artículos sobre literatura inglesa en revistas especializadas así como los siguientes libros: "La magia celta según Gustavo Adolfo Bëcquer y la novela artúrica contemporánea" (Sevilla, 1999) "Camelot reconstruído" (Sevilla, 2000) "El hada blanca"(Sevilla, 2001) "Ector, el príncipe de negro" (Sevilla. 2004) "Las mujeres de Wagner" (2011) "Las hadas de Bécquer y Wilde" (2011) "El sueño de Calpurnia" (2012) "Wagner's Women" (2012) "La Triple Diosa y el rey Arturo" (2012) "Gades y Camelot" (2013) "The Triple Goddess in Oscar Wilde's Salome" (2013) "Solidaridad femenina en los romances medievales ingleses" (2013) "Calpurnia's Dream" (2014) "Magia y Eros en Shakespeare y Wagner"(2014) "El lamento de Calipso" (2014) "Kundry o la decadencia de la soberanía en el Parsifal wagneriano"(2015) "Las tres caras de Morgana y Ginebra : la psicología femenina en la literatura artúrica"(2016) "Verona, 1303" (2016)

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domingo, 13 de abril de 2008

El mundo feérico becqueriano.

EL MUNDO FEÉRICO BECQUERIANO: LA CORZA BLANCA, EL RAYO DE LUNA Y LOS OJOS VERDES.


La corza blanca

Esteban, zagal en el Aragón del siglo XIV, cuenta a Don Dionís , señor del lugar, su insólito encuentro con una corza blanca. Constanza, la hija de Don Dionis, llamada "la azucena del Moncayo" por su belleza blanca y dorada, la cual no puede menos que carcajearse de ante tal historia. Su padre apremia al mozo a olvidarse de semejante fantasía, considerándola diabólica. . Por otra parte, tenemos a Garcés, un joven montero al servicio de Constanza desde que ambos eran niños y por la que siente un embeleso obsesivo. A fin de ganar su favor, le ofrece traerle la corza. Pese a las dispares respuestas - la risueña ironía de Constanza, el ceño fruncido de su padre - el montero es tenaz y una noche se pone en marcha hacia las cañadas del río. Una vez allí, la espera le hace caer dormido y es despertado por unas voces cantarinas. Proceden de un grupo de corzas, lideradas por una de color blanco, las cuales desparecen súbitamente. Al poco rato, Garcés, a la orilla del río, descubre a unas doncellas de naturaleza sobrehumana bañándose allí mismo. Entre ellas, cree reconocer a la misma Constanza. Mientras tanto, todas juntas pronuncian una especie de conjuro. Al punto, justo antes de que Garcés pudiera sorprenderlas, se esfuman., Inmediatamente después, reaparecen las corzas, quienes, ante la actitud agresiva del montero, desaparecen, excepto la blanca , que, en su celeridad, se enreda con unas madreselvas. Garcés ve una oportunidad irrepetible pero deja caer su ballesta ante una voz, claramente emitida por la presa, que le recrimina , llamándole por su nombre. El animal aprovecha su estupor, huyendo hacia la espesura. Sin embargo, el montero se sobrepone y, finalmente , dispara, Un terrible alarido despierta un fatídico presentimiento en Garcés, confirmado por la moribunda Constanza, desgarrada por las zarzas y la flecha de su montero preferido.

La figura de Constanza
El simbolismo de la Corza Blanca, según Robert Graves (1) está estrechamente unido al de la Diosa Diana, la cazadora o a su equivalente griego, Artemisa, y consiguientemente con la Luna, que aparece sobre el río justo antes de que las corzas se transformen mágicamente.
La luna, que había ido remontándose con lentitud por el ancho horizonte, estaba inmóvil y como sorprendida por la mitad del cielo. Su dulce claridad inundaba el soto, abrillantaba la intranquila superficie del río y hacía ver los objetos como a través de una gasa azul (2)
Sabemos que Diana es frecuentemente representada junto a una cierva al ser considerada protectora no sólo de los cazadores sino de todos los animales salvajes y, especialmente de las ciervas. Y, en cuanto que Diana-Artemisa es la diosa-virgen, la corza blanca guarda una estrecha relación simbólica con unos de los tres aspectos de la Diosa Blanca celta, la doncella como doncella , de igual modo que el autor presenta a la propia Constanza, ni una matrona ni anciana, más bien una adolescente, a tenor de sus reacciones, y cuyo significativo apodo es "la Azucena del Moncayo".
Graves atribuye a la cierva blanca (3) el significado poético de "ocultadora de secretos", del mismo modo que Constanza y su padre ocultan celosamente la verdadera naturaleza de aquélla a los extraños
Don Dionís marchose a Palestina , en donde anduvo errante algunos años, para volver, por último, a encerrarse en su castillo de Veratón con una hija, sin duda, nacida en alguno de esos países remotos. El único que pudiera haber dicho algo del misterioso origen de Constanza, pues acompañó a Dionís en sus lejanas peregrinaciones, era el padre de Garcés y éste había muerto hacía bastante tiempo, sin decir ni una sola palabra ni a su mujer ni a su propio hijo, que varias veces y con muestras de gran interés se lo habían preguntado (4)
El mito de la diosa-cierva o la mujer encantada aparece en remotas narraciones de origen irlandés. Una de ellas es la leyenda sobre el nacimiento de Oisin, cuya madre había sido convertida en cierva por un druida, para después recuperar su forma humana gracias a Finn, rey de los Fianna, quien la captura viva y la lleva dentro de su fortaleza, donde el druida no tiene poder sobre ella. Hay que hacer constar que, al igual que Constanza, Sadv se transforma por la noche, un tema muy recurrente así misma en toda la literatura fantástica. (5) La imagen de la cierva blanca ya la utiliza MARIE DE FRANCE en su Lai de Guiguemar ,cuyo protagonista, que da nombre al relato, va de caza por el bosque y encuentra un animal completamente blanco, llevando una cornamenta de ciervo sobre su cabeza. Hasta aquí se mantienen los mismos motivos argumentales que en otras narraciones. Guiguemar tensa su ballesta.... mas, pese a lo que pudiéramos esperar, la flecha se vuelve contra él mismo, ante su sorpresa por escuchar a la propia cierva augurarle ninguna curación a menos que venga de un mujer que sufra de amor por él....que, finalmente, resultará ser la propia cierva, que en realidad, en un ser feérico.(6)

Guiguemar está basado en leyendas célticas de origen bretón. Y también se inspira en la tradición celta – concretamente en los Mabinogi galeses – el enigmático episodio de la caza del ciervo blanco tan frecuente en la literatura artúrica , siempre vinculado a la mujer y con un valor ritual en cuanto que es una ceremonia relacionada con festividades solemnes en la vida cotidiana de Camelot –“Pascua” en el Erec el Enide” de CHRETIEN DE TROYES, Pentecostés en su fuente Gereint et Enid (Mabinogion), coincidentes, por cierto, con días mágicos del calendario céltico: el equinoccio primaveral y Beltaine.(7)
Por otra parte, según CIRLOT, el ciervo ha sido secularmente presentado como imagen simbólica de pureza, así como de lo sobrenatural (8). De esta forma , se explica la famosa asociación entre el unicornio y la virginidad, cuyo ejemplo más significativo es la serie de tapices alegóricos que, bajo el título genérico “La Dame du Licorne” se pueden contemplar en el Museo de Cluny.
El físico de Constanza responde en buena parte a la descripción que GRAVES hace de la Diosa Blanca y también a la convención tipificada por el amor cortés y la ficción sentimental del Medievo: cabellos dorados y tez pálida comparada con diferentes elementos de la Naturaleza (los lirios, la nieve) cuyo carácter sobrenatural era indiscutible para los antiguos celtas . Así mismo, se corresponde con la caracterización generalizada de las hadas en la península ibérica efectuadas por estudiosos como CALLEJO (9)
[…] cabellos rubios o castaño claros… pequeñitas [….] los pies de Constanza eran diminutos, sólo comparables a dos pedazos de nieve que el sol no ha podido derretir (10)
Las hadas.
La naturaleza feérica de Constanza no es fácilmente clasificable dentro de las tipificaciones efectuadas hasta la fecha (11) Muy probablemente, se trata de una hibridación , lo cual no certifico debido a que nadie en el relato tampoco lo hace, pero parece bastante obvia la historia que subyace en la sombra. Ya vimos que el origen de Constanza sobrepasa el misterio para convertirse en tabú por el pacto de silencio entre Dionis y sus allegados; jamás se menciona la existencia de una posible esposa de aquel o madre de Constanza . Todo esto, junto con su larga ausencia, tras la cual reaparece con su hija , nos hace sospechar que tuvo contacto con una realidad ultraterrena -¿el país de las hadas? – seducido por un hada con la que tuvo probablemente más que contacto físico ya que el haberle dejado a Constanza implica un caso parecido a los matrimonios entre hada y mortal (12) que, según la tradición medieval, dieron lugar a linajes destacados como los señoríos de Vizcaya. Tal unión muy posiblemente acabó con la ruptura de la típica prohibición – el geis céltico – impuesta por el hada para acceder a la consumación y que suele ser el desvelamiento de su naturaleza (por ejemplo, contemplándola desnuda, cuyo ejemplo más famoso es el de la leyenda de Melusina) o el de un secreto confiado a un caballero como en el romance “Sir Lanval” de MARIE DE FRANCE en el que el hada Triamour promete su amor a Lanval a cambio de que lo mantenga oculto)- en tal caso la dama habría regresado a su mundo y habría abandonado a su hija con él como ocurre en otras leyendas medievales del mismo tema puesto que, obviamente, un ser de naturaleza mixta no podría adaptarse a un habitat feérico. Esa pertenencia a ambos mundos explica el comportamiento de Constanza. Como mujer, su personalidad es considerada anómala:
El carácter tan pronto retraído y melancólico como bullicioso y alegre de Constanza, la extraña exaltación de sus ideas, sus extravagantes caprichos, sus nunca vistas costumbres…. Habían contribuido a dar pábulo a las hablillas de sus convecinos […] (13)
En cuanto ser feérico, aunque aparece bañándose con sus compañeras, no puede ser clasificada como “hada de agua dulce” al no coincidir con muchos de los rasgos atribuidos a la “lamias”, “xanas” o las diferentes damas de agua estudiadas dentro de nuestro país; su residencia habitual no es un manantial ni un lago, ni se dedica a seducir humanos con el objeto de llevárselos consigo, al contrario que la otra célebre ninfa becqueriana, la ondina de “Los ojos verdes” , la cual también será objeto de nuestro estudio inmediatamente después. Ni, como ella sus ojos son “magnéticas esmeraldas” sino “negros como la noche” (14). Su naturaleza extrahumana se manifiesta exclusivamente de noche, con una doble transformación mediante conjuros.
a) Primeramente, de ciervas a ninfas:
El arquero que velaba en lo alto de la torre ha reclinado su pesada cabeza en el muro.
Al cazador furtivo que esperaba sorprender la res, lo ha sorprendido el sueño.
El pastor que aguardaba el día consultando las estrellas duerme ahora y dormirá hasta el amanecer
Reina de las ondinas, sigue nuestros pasos.
Ven a mecerte en las ramas de los sauces sobre el haz del agua.
Ven a embriagarte con el perfume de las violetas que se abren entre las sombras.
Ven a gozar de la noche, que es el día de los espíritus.(15)
Ese coro de voces,”delgadas, dulces y misteriosas” (16) coincide con uno de los rasgos distintivos más característicos de las hadas, de acuerdo con los testimonios acerca de las “xanas” y “anjanas”, quienes parecen trinar más que susurrar (17). La “reina de las ondinas” muy probablemente es Constanza, lo cual, unido a su blancura distintiva, evoca su posible pertenencia a un linaje feérico superior al de las otras ciervas, cuyo origen supone otro problema por resolver : ¿quizás otras nobles de misterioso origen, al igual que la heroína? Cabe también pensar en la teoría del changeling o bebé de origen mágico sustituto de otro humano, previamente raptado por un hada madre con la finalidad de mejorar la especie (18). En todo caso, ésta es de una de tantas incógnitas que nos plantea la narración becqueriana.
Volviendo al conjuro, encontramos menciones a elementos especialmente mágicos dentro de la cultura céltica.: la noche como tiempo de vigilia para los seres llamados elementales (hadas, elfos, gnomos, etc.) los sauces, árboles directamente vinculados con la magia y la brujería, al igual que el color violeta dentro e los rituales heredados de la tradición celta (19).
b) El segundo conjuro tiene la particularidad de invocar a otros seres elementales de la naturaleza a una especie de cópula ; fruto de tal matrimonio sería el renacer a su anterior forma de corzas.
Genios del aire, habitadores del luminoso éter, venid envueltos en un jirón de niebla plateada.
Silfos invisibles, dejad el cáliz de los entreabiertos lirios y venid con vuestros carros de nácar a los que vuelan uncidas las mariposas.
Larvas de las fuentes, abandonad el lecho del musgo y caed sobre nosotras en menuda lluvia de perlas.
Escarabajos de esmeraldas, luciérnagas de fuego, mariposas negras ¡venid!
Y venid todos, espíritus de la noche, venid zumbando como un enjambre de insectos de luz y oro.
Venid, que ya el astro protector de los misterios brilla en la plenitud de su hermosura.
Venid, que ya ha llegado el momento de las transformaciones maravillosas.
Venid, que las que os aman os esperan impacientes (20)
Las ninfas parecen convocar a los cuatro elementos: el aire-los silfos- el agua – las larvas de las fuentes – el fuego – las luciérnagas de fuego – y la tierra – los escarabajos de esmeralda, color de la vegetación – cuya conjunción bajo la Luna Llena – fase especialmente propicia para los sortilegios – provocará la metamorfosis de ente feérico en corza, lo cual será trágicamente neutralizado por Garcés . Constanza recuperará la fisonomía humana retorciéndose moribunda en un soto. Curiosamente, en tiempos se relacionó a Diana, la diosa de la cierva , con otro soto.(21)

Los ojos verdes.
Como se dijo antes , esta leyenda tiene en común con la anterior el girar en torno a un ser feérico – en este caso, una ondina, sin ningún tipo de mestizaje con la raza humana. La acción se desarrolla en Soria, cerca del Moncayo, lugar tradicionalmente relacionado con la brujería, ya que se cuenta que allí era costumbre que todas las brujas de las regiones cercanas se reunieran para desde allí volar a Andalucía. Como señalé antes, en la siniestra heroína se aprecian varios de los rasgos diferenciales propios de las ninfas acuáticas españolas: habita un lago al pie de un manantial (22) , sus ojos son insólitamente verdes –“unos ojos de un color imposible” – e irresistibles.
¿Sabes , tú, por qué daría el amor de mi padre , los besos de la que me dio la vida y todo el cariño que pueden atesorar todas las mujeres de la tierra? Por una mirada… por una sola mirada de esos ojos (23)
Así mismo, es capaz de hipnotizar a su enamorado hasta el punto de arrastrarlo con ella, algo habitualmente atribuido a las ninfas de agua desde tiempos remotos. De ahí el recelo que su propia mención provocaba en los habitantes de los alrededores: la ondina becqueriana es identificada con el demonio , de forma que los monteros de los marqueses de Almenar se niegan a dar caza a un ciervo por no pasar cerca de la fuente “en cuyas aguas habita un espíritu del mal” desde tiempo inmemorial puesto que ya un anciano servidor fue avisado por sus padres acerca de que “un trasgo, espíritu, demonio o mujer” vivía allí; este mismo personaje nos da una posible pista para entender el fatídico sino de las víctimas.
Un día u otro os alcanzará su venganza y expiareis, muriendo, el delito de haber encenagado sus aguas.
De alguna forma se está reconociendo la existencia e un territorio vedado a los humanos que estos debieran respetar, dos mundos coexistentes con límites definidos e inviolables. Por otra parte, la propia ondina se define como “espíritu puro” y “o un demonio….¿Y si lo fuese?”
Nuestra ondina responde al arquetipo literario de la “Belle Sans Merci” (24) o personaje femenino dotado de poderes sobrenaturales con los que hechiza a los hombres, conduciéndoles generalmente a la muerte, cuya representante más famosa es la Dama del lago en la literatura artúrica, quien seduce a Merlín con las artes que éste, a su vez, le enseñara y lo elimina encerrándolo dentro de una roca. Un análogo humano podría ser la figura de Ginebra, la cual ha sido tradicionalmente presentada como una despiadada casquivana, la cual es capaz de hacer de Lancelot un pelele destinado a la ruina. Precisamente, en su poema narrativo de igual título, KEATS nos presenta a una protagonista que responde a esos rasgos (25)
Tanto el espíritu acuático como la dama de KEATS son seres feéricos y seducen caballeros para llevárselos al Más Allá . La descripción física de la ninfa responde a la misma convención que la Constanza de La Corza Blanca :
Ella era hermosa, hermosa y pálida como una estatua de alabastro. Y uno de sus rizos caía sobre sus hombros, deslizándose entre los pliegues del velo como un rayo de sol que atraviesa las nubes.
[…] y en el cerco de sus pestañas rubias brillaban sus pupilas como dos esmeraldas sujetas en una joya de oro (26)
Aparte de la obsesión personal de BÉCQUER por esta imagen:
[….] que entre las rubias pestañas,
junto a las sienes, semejan
broches de esmeralda y oro
que un blanco armiño sujetan (27)
el color verde tiene una fuerte tradición mágica en la cultura celta al ser el color de la Naturaleza, por el carácter sagrado que ésta tenía; era también el de la magia por excelencia y se le relacionaba especialmente con las hadas, hasta el punto de que en el Medievo se evitaba usarlo para vestir, por considerarlo de mal augurio. En el relato artúrico del siglo XIV Sir Gawain y el Caballero Verde, el Gigante Verde- otra combinación ultraterrena de esmeralda y oro – es un ejemplo significativo de la relación entre ese color y lo feérico considerado como diabólico, lo cual también se refleja en el temor que siente Sir Gawain al avistar la Capilla Verde, posible escenario de su muerte. Según CIRLOT, el verde tiene una doble connotación, por una parte, fertilidad y vida ; por otra, muerte, al denotar lividez. (28) Esa duplicidad es visible en cuanto que la esposa de Lord Bercilak (El Caballero verde) salva la vida de Gawain al cederle el ceñidor verde, mientras que en Los ojos verdes ya conocemos el desenlace.

Los ojos verdes.
Manrique es un joven noble, más inclinado al cultivo de su fantasía y creación poética que a la vida activa habitual de otros caballeros. Ello le lleva a idealizar el amor, dentro de la línea de la poesía trovadoresca, sublimando lo femenino como un arquetipo muy lejano de lo real, anhelando conocer a una mujer sobrehumana, ajena a este mundo… y por fin una noche parece encontrarla entre las ruinas del monasterio templario de San Juan de Duero; cree divisar la blanca cola de un vestido femenino. Seguro de haber hallado a su alma gemela, la persigue infructuosamente; más adelante, indaga sobre su propia morada y, de manera obsesiva, acerca de cualquier indicio de su existencia, pero siempre en vano…. Hasta que otra noche como la primera y en el mismo lugar cree volver a localizarla. Se lanza a su encuentro y, brutalmente, la enigmática desconocida le revela su identidad. No es más que un rayo de luna filtrado a través de los árboles. La mente de Manrique acusa el impacto de forma radical: el otrora soñador permanecerá fatalmente postrado durante un tiempo indefinido, entre el desengaño absoluto y el ensimismamiento:
…. Cantigas….mujeres….glorias….felicidad… mentiras todo, fantasmas vanos que formamos en nuestra imaginación y vestimos a nuestro antojo y los amamos y corremos tras ellos ¿para qué? ¿para qué? Para encontrar un rayo de luna (29)
Esta leyenda tiene la misma ubicación geográfica que las anteriores, Soria y el Moncayo, uno de los lugares especialmente mágicos de España, debido a la huella templaria presente en la provincia, obvia en la presencia de San Juan de Duero como marco para esta historia y también en los templos de San Baudilio y San Saturio, los cuales presentan una curiosa simbología esotérica – de hecho se presume que sirvieron de escenario para ritos iniciáticos de los monjes guerreros – (30). Por otra parte, es fundamental recordar la tradición del Moncayo como punto de encuentro para las brujas del entorno. Sin embargo, El rayo de luna difiere en cuanto que el final, pese a no ser excesivamente optimista, al menos no es trágico en el sentido habitual del término. Por otra parte, la heroína no es real, es decir, no es un ente humano o feérico que tome parte activa en el desarrollo de la historia pero sí existe como idea concretizada por Manrique en una imagen femenina idealizada. Sin embargo, esa misma ilusión actúa como lo hicieran Constanza y la ondina al obsesionar al héroe hasta el punto de truncar su vida, en cuanto que se desengaña de todo lo humano y permanece postrado indefinidamente.
Si, en realidad, la dama es una rayo de luna ¿acaso no tenemos un ejemplo análogo , en cierta medida, al que, unos treinta años después de la publicación de esta leyenda, OSCAR WILDE plantea en Salome, la Luna como un personaje más? Todas las posibles asociaciones célticas pueden aparecer aquí, tanto las representaciones e la Diosa como lo femenino en general o la función mágica propiciada por las diferentes fases lunares. El propio Manrique ayuda a catalizar ese clima feérico puesto que está en la línea heredada de la cultura celta al creer en la existencia de los seres sobrenaturales pertenecientes a los cuatro elementos:
*Fuego: ”Él creía que entre las rojas ascuas del hogar habitaban espíritus de fuego de mil colores , que corrían como insectos de oro a lo largo de los troncos encendidos….”
* Agua: “Creía que en el fondo de las ondas del río, entre los musgos de las fuentes y sobre los vapores del lago – el mismo de Los ojos verdes – vivían unas mujeres misteriosas, hadas , sílfides y ondinas, que exhalaban lamentos o suspiros o cantaban y se reían en el monótono rumor del agua….”
* Aire y tierra:”En las nubes, en el aire, en el fondo de los bosques, en las grietas de la peñas, imaginaba percibir formas o escuchar sonidos misteriosos, formas de seres sobrenaturales, palabras inteligibles que no podía comprender.” (31)
Por otra parte, como dije antes, el protagonismo de la Luna. Manrique es “hechizado” una noche de plenilunio, momento álgido para la magia amorosa, de acuerdo con las recetas heredadas de la cultura celta; es ésta también una fase relacionada con la Triple Diosa en su faceta de mujer seductora, quien se manifiesta en un entorno con cierta carga esotérica, el antiguo monasterio templario de San Juan del Duero, donde la naturaleza crece virgen y espesa – de nuevo, la vegetación y, por consiguiente, el verdor como factor mágico:
En los huertos y en los jardines cuyos senderos no hollaban hacía muchos años las plantas de los religiosos, la vegetación abandonada de sí misma desplegaba todas las galas… Las plantas trepadoras subían encaramándose por los añosos troncos de los árboles… los cardos y las ortigas brotaban en medio de los enarenados caminos (32)
El elemento visionario surge cuando Manrique parece prever su delirante descubrimiento al haber soñado con las mujeres que pudieran habitar la Luna:
… si es verdad que en ese globo de nácar que rueda sobre las nubes habitan gentes, qué mujeres tan hermosas serán las mujeres de esas regiones luminosas (64)
¿Y no es significativo cómo se imagina a esta mujer lunar? Al contrario que Constanza, la ondina del lago y, en general, el arquetipo de mujer becqueriano, Manrique la sueña pálida y de cabellos negros. , la misma relación entre la Luna y el/la amante de tez blanca y pelo oscuro presente en OSCAR WILDE procedente de antiguos mitos célticos:
^….* y sus cabellos negros, muy negros y largos para que floten…Me parece que los vi flotar aquella noche, al par que su traje y eran negros….. No me engaño, no, eran negros (34)
Esta confluencia de factores llevan a desenlaces siniestros : tanto en WILDE como en la leyenda de Deirdre , la muerte física; en Bécquer, su sensibilidad y la capacidad de conexión con lo oculto mueren , dejándole como un cadáver en pie:
Habían pasado algunos años. Manrique, sentado en un sitial, junto a la alta chimenea de su castillo, inmóvil casi y con una mirada vaga e inquieta apenas prestaba atención ni a las caricias d e su madre ni a los consuelos ((35)
Con tales circunstancias propicias ¿de veras no fue la Diosa en su aspecto de Hechicera y Portadora de la Muerte quien jugó con Manrique?
[1]

[1]) R.Graves, op.cit, 64-65.
2)La corza blanca(Madrid, 1994) 55
3) R:GRAVES, La diosa blanca, ,.66
4) Ibidem, 44-45
5)JEAN MARKALE, La femme celte (Paris,1992), 134-135.
6) MARIE DE FRANCE,The Lays of , trad.de GLYN BURGUESS Y BUSBY (Harmondsworth,1986)
7)Ver The Mabinogion , trad. por JEFFREY GANTZ (Harmmondsworth, 1976) y CHRETIEN DE TROYES, Arthurian romances, trad. por W.W. COMFORT (Londres, 1982)
8) J.E.CIRLOT Diccionario de s´çimbolos, (Barcelona, 1991), 129
9) CALLEJO, JESÚS, Hadas:Guía de l9os seres mágicos e España (Madrid,1995) 6
10) Ibídem, .58.
11) No sólo CALLEJO sino también la Guía de campo de las hadas y demás elfos de N. HARROWSMITH Y G.MORSE traducida por JOSEFINA ROMA (Palma de Mallorca, 1997) y Hadas, duendes y otras criaturas sobrenaturales de KATHARINE BRIGGS , traducida por SILVIA KAMET (Palma de Mallorca, 1988).
12) Ver CALLEJO, Hadas , guía de lo seres mágicos, op.cit. , pp 231-ss.
13) BECQUER, .45.
14) Ibidem, 45
15) Ibidem 52-53
16) Ibidem 51
17)CALLEJO, Hadas:Guía de los seres mágicos, 67
18) Ibidem,
19)D-J.CONWAY, Magia céltica, (Madrid, 1995)
20)BÉCQUER, op.cit. 59
21) Ver R.GRAVES, La Diosa Blanca, op.cit., 338.
22)BECQUER, Cartas , Leyendas y Rimas (Madrid, 1970) 132.
23) Ibídem, 139.
24) KEATS, Poesía completa, t.2 (Barcelona, 1976) 339
25)BÉCQUER, op.cit.
26)BÉCQUER, “ Rima 20”
27) CIRLOT,op.cit., 136

28)BÉCQUER, op.cit. 154.
29)Ibídem,156.
30)Ibídem, 155.
31) Ibídem,161.
32)Ibídem 163

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