NOVEDADES EDITORIALES

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En Amazon.com ya pueden encontrar, en formato E-book y tradicional, mis dos últimas obras "Las mujeres de Wagner" y "Las hadas de Bécquer y Wilde ", publicadas por LOS OJOS DEL SILENCIO .







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Al margen - Última luz - Réquiem de Karl Jenkins - 25/06/10

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Cadiz, Andalucia, Spain
Licenciada en Filología Anglo-Germánica, hablo inglés, español, italiano y francés. Tengo publicados varios artículos sobre literatura inglesa en revistas especializadas así como los siguientes libros: "La magia celta según Gustavo Adolfo Bëcquer y la novela artúrica contemporánea" (Sevilla, 1999) "Camelot reconstruído" (Sevilla, 2000) "El hada blanca"(Sevilla, 2001) "Ector, el príncipe de negro" (Sevilla. 2004) "Las mujeres de Wagner" (2011) "Las hadas de Bécquer y Wilde" (2011) "El sueño de Calpurnia" (2012) "Wagner's Women" (2012) "La Triple Diosa y el rey Arturo" (2012) "Gades y Camelot" (2013) "The Triple Goddess in Oscar Wilde's Salome" (2013) "Solidaridad femenina en los romances medievales ingleses" (2013) "Calpurnia's Dream" (2014) "Magia y Eros en Shakespeare y Wagner"(2014) "El lamento de Calipso" (2014) "Kundry o la decadencia de la soberanía en el Parsifal wagneriano"(2015) "Las tres caras de Morgana y Ginebra : la psicología femenina en la literatura artúrica"(2016) "Verona, 1303" (2016)

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Pueden contactar con esta dirección de correo electrónico si desean conocer la traducción inglesa o italiana de estas obras



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jueves, 3 de julio de 2008

"Gades y Camaalot":16

--Mi reina y señora.... como quizás hayáis vislumbrado en lo más profundo de vuestra intuición y sabiduría profunda, hay una fuerza vivificadora, fértil, que ilumina todo lo que existe... Este poder es intensísimo, de variados matices que desde tiempos remotos los humanos han personificado... para muchos, Lugh era la fuerza del azul puro que vemos en el berilo y el zafiro, las distintas caras de la Diosa, que es, a su vez, Soberana de la Sabiduría y la Muerte, eran fuerzas que oscilaban entre la plata y la palidez de las perlas y el color de la flor de lavanda..... También conocían otras corrientes de poder que relacionaban con el verde y el rosado y estaban vinculadas a formas de la Diosa Madre como Arianrhod o Rhiannon. Más allá se encontraba una fuerza más tangible, carmesí, ungida de todo el valor de los grandes guerreros y la sangre derramada por miles de ellos .... ..... y otra dorada, a veces levemente teñida de coral, esclarecedora de la inteligencia terrena .... todas estas clases de fuerza que, a su vez, han nutrido las fuerzas vivas ultraterrenas que habitan la moradas subterráneas, se llegaron a condensar en masas cristalinas cuyo poder oculto variaba según su pureza, la complejidad de su estructura y su diafanidad al captar la luz dentro de sí.
-- Entonces.... el rubí es mucho más poderoso que el granate, la esmeralda más que el jade o el cuarzo verde, el zafiro más que el berilo.... – Los ojos de Ector asintieron con satisfacción mas nada sorprendidos. Allí se hallaban, ajenos a las damas de compañía, a las que Lady Gaynour había encargado una serie e ocupaciones domésticas que las mantuvieran fuera de la cámara real. Wenore había logrado vencer su inquietud. Después de todo, Lynet y Clarissant eran muchachas discretas, dignas de total confianza.
-- Así es, mi señora.... – Ector sostenía entre sus manos pequeñas una gema que le sobresalía entre los dedos, de un resplandor que Wenore pensó que procedía de aquellos bosques y lagos poblados de fuerzas animadas, etéreas, inquietantes... – Esta esmeralda es una gema especial para mí.... quizás porque estaba vinculada a la diosa Bleodewedd... o Blodwynn..... Sabéis, mi señora.... la mujer-flor, la doncella que Gwyddion creó con flores para el Dios del Mar….
–....y que fue castigada por infidelidad, siendo transformada en lechuza.
–....animal, también, de la diosa griega de ojos verdes, patrona de la sabiduría y de los olivos.... Símbolo de muerte pero así mismo del conocimiento....el tercer rostro de la Diosa Madre.... Todas son la misma, mi señora.... Ishtar, la Madre del Carpintero, la Virgen, Madre y Hechicera de los adoradores del roble.... – La pausa se hizo entre ellos....
- Señora... – Sin esperar respuesta, Ector buscó un soporte.... sus ojos recorrieron toda la habitación.... sus entrañas se habían agitado extrañamente…. más allá de sus previsiones….¿era esto lo que Gaynour había esperado de él…. y de la reina? Sí, inevitablemente estaba abocado a afrontarlo todo…. Creyó entender todo lo que le aguardaba en los años por venir y lo aceptó. De pronto, los ojos de la reina, quizás la misma luz oscura y triste de los de él, parecían haberlo captado. Wenore ofreció sus pálidas manos par albergar aquella fuerza dura, que destellaba poder vivificador…. La gran fuerza esmeraldina y centelleante se elevó por encima de sus cabelleras sobre aquellas cuatro palmas estremecidas, brutalmente penetradas por el pleno sol de aquella milagrosa mañana otoñal…. derramando un fulgor caudaloso y verde que se fundía con los destellos de azabache y azul del pelo, haciendo rutilante el atuendo opaco y oscuro que ambos llevaban puesto, haciéndose ahora ligero, como si trocado en aquellas túnicas que parecían de cabello tejido. Wenore sentía la presencia de Ector junto a ella, mas su cuerpo cansado se había vuelto casi etéreo ¿Como aquel día en la Tierra Sin Sol? Aquel clamor de luz esmeraldina le recorría las venas, todas sus cavidades y poros, apoderándose de su vientre yermo y sus senos, de su visión mas no de su conciencia…. Supo que a su lado latía una fuerza resplandeciente, superior a ella…. Se sintió reconfortada…. Sabía que él estaba presenciando lo mismo que ella: aquellas olas batientes, de un azul restallante tan ajeno al gris tierno y plateado de sus playas en Camerlerd, filtradas con aquel viento cálido que estremeció aquella onda vibrante que era el ser incorpóreo de Ector ahora…. De algún modo, percibió el camino junto al mar donde las lápidas funerarias se alineaban…. No, no era allí…debían ir más allá….más allá de las villas cubiertas con rotos sudarios de roca, moho y mármol marchito, de los “compluvia“ fangosos…. Allí en la isla de enfrente, al otro lado de aquel mar diminuto que comenzaba a estancarse por falta de tráfico marítimo…. L e estremeció a Ector captarlo todo tal como si lo estuviera viendo con sus ojos físicos…. Demasiado tangible….al contrario de lo que hubiera esperado…. Sí, al frente, junto al acantilado rocoso sobre el que se alzaban las columnatas moribundas del templo de Diana y de otras deidades, tanto romanas como aportadas por los navegantes orientales, justo a los pies de las columnas mohosas y desportilladas del templo de Venus sobre la escarpada pendiente, el canal que comenzaba a empantanarse se fundía con una extensión azul, brumosa, como el firmamento sin sol de su tierra…. Diosa….Madre….¿por qué esta lucidez?.... Allí donde se unía a la roca ocre y porosa, donde se filtraba aquella corriente brumosa y azulada dentro de aquella gruta donde la fertilidad y la luna fueron veneradas….donde la fuerza fértil y luminosa fluía en surtidores de poder procedente de la sangre, la magia verde de las arboledas y los crepúsculos donde la fuerza malva de los seres etéreos ultraterrenos se funde con la rosada de las ninfas del alba….¡¡Madre!! ¿Era Ishtar, Astarté….quien se erguía al fondo, entre aquella red de fluidos esplendentes que se fundían entre sí….? ¿Pudiera estar rodeada de un aura nocturna donde el centelleo azul y plateado parecía fluir de una cabellera, la misma que él, de pequeño, había visto tejer, ensartada con amatistas y berilos diminutos…..? Las lágrimas de hombre se agolpaban invisibles dentro del brote de energía que Ector era en ese momento….sollozando en silencio por carecer de rodillas sólidas para caer de hinojos, por no poder sentir su magra solidez de siempre a fin de desmoronarse en aquel abrazo… No, pese a todo, era aquella una fuerza cálida, abrazadora, que bien podría haber acariciado su cabellera crecida y negra, reconocido en los ojos gemelos de los de ella a aquella criatura para quien desempeñó el papel de madre que una frustrada Nenyve no tuvo fuerzas de afrontar….Blodwynn….mi Blodwynn….Ni siquiera le embarazó que Wenore pudiera estar contemplando su fragilidad…. A fin de cuentas, ya sabía cuán inerme él podía llegar a ser….Madre….déjame quedarme aquí….la reina…. Sí, sabía que tenía que hacer lo que le estaba destinado…. ¿dónde?.... ¿Por qué ….tener que depender de alguien que….?¿Era acaso esto parte del plan trazado para Wenore en su reino? A él le correspondía instruirla como reina sanadora…. No, eso era cuanto debía saber ella, pero…..“¡¡¡Blodwynn!!!” No hubo respuesta a su alarido silente, desgarrando las fibras íntimas de su ser desmaterializado ¿Era …. tan sólo aquella vibración tenue, creciente, de aquella fuerza sinuosa, fluida, ondulante….acaso unas caderas plenas y unos senos henchidos de fertilidad….difuminados ….quizás un recipiente….una cáliz…..o el caldero fecundo de Keridwenn? ….“Quien bebe mi sangre, tendrá vida eterna…..” …. …. Las palabras que una vez leyera en un manuscrito perteneciente a Blaise se alejaban fundidas con aquella sombra femenina, tenue, de resplandor fugitivo…mientras su propio ser desmaterializado se le escurría….un centelleo esperanzado se avivó en su interior…. Madre, déjame disolverme aquí, dentro de ti…. Su propio eco parecía volverse hacia sus entrañas, ahogándole, aprisionándole en un impacto de gravidez descendente….
- Mi señor Ector…. – La reina Wenore, sus manos aún en la gema ya descendida, contemplaba, a través de sus ojos físicos ya recuperados, aquel temblor borroso, perdido, en la mirada del hombre que tenía delante…. la nariz aquilina adelgazada, las pestañas densas casi fundidas con la sombra grisáceas bajo los ojos…. ¿quizás más de una hebra descolorida entre la barba escasa?.... incluso los labios llenos habían perdido fuerza….sólo la palidez permanecía intacta…. El negro de los ojos se había tornado inquietantemente profundo, perdido ya el rastro de juventud que les quedaba…. como todo cuanto había de Ector ante ella, un hombre súbitamente adentrado en la edad madura, quien, en su interior, rogó a aquella sombra cerniéndose allá lejos que le diera entereza para no derrumbarse en brazos de la reina, buscando el refugio que aquella misma sombra luminosa no había podido ofrecerle.

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